jueves, 28 de febrero de 2008

LAS MANOS DEL PIANISTA


EUGENIO FUENTES

Eugenio Fuentes ha escrito una novela muy original y de una fuerza narrativa brutal que arrastra al lector para dejarlo solo ante sus propias sombras.
Eugenio Fuentes nació en Montehermoso, Cáceres, en 1958. Ha publicado las novelas Las batallas de Breda (1990), El nacimiento de Cupido ( Premio Internacional de novela de Ciudad de San Fernando Luis Berenguer, 1993) y Tantas mentiras (Premio de Novela Extremadura, 1997), así como el libro de cuentos Vías muertas (1997).

Las manos del pianista es un libro que trata sobre la vida de un hombre que, tras verse fracasado en su formación como pianista se ve obligado a desempeñar otro oficio como el de matar animales.
Todo comienza cuando, un día, recibe una llamada por parte de una amiga de la que antes era su mujer que manifiesta el deseo al pianista de deshacerse de unos cachorros que había tenido su perra con un perro callejero. Ella le paga para que los lleve a un veterinario, donde tendrían una muerte dulce, pero él opta por matarlos con sus propias manos y quedarse con el dinero.
A partir de aquí, recibe cuantiosas llamadas de los habitantes de Breda que quieren deshacerse de algún animal ya sea por estorbo o porque ya no los quieran. En una de estas llamadas una mujer le propone que acabe con unas palomas que la ensucian la barandilla. En realidad esa mujer, Miranda, hija del difunto dueño de Construcciones Paraíso, quiso ver la eficacia con que él desempeñaba su trabajo para poder encargarle otro mayor: matar a Martín Ordiales, uno de los socios y poseedores de acciones en la empresa. Éste acepta el trabajo y se dispone a matarle. Pero, una mañana Martín Ordiales aparece muerto en una de sus obras, al parecer alguien lo había empujado de una terraza a una altura de siete pisos. Miranda cree que el pianista ha cumplido su trabajo y ha sido él quien lo ha matado, pero está confundida, había alguien que lo odiaba tanto o más que ella. A partir de aquí, el pianista siente miedo de que no se le crea de su inocencia frente al asesinato y, decide contratar a un detective, Ricardo Cupido, con el dinero que le había dado Miranda por adelantado, para que averiguara todo sobre el asesinato. En poco tiempo también se encuentra el cuerpo sin vida de Santos, el ojito derecho de Ordiales, pues al parecer este se encontraba en la misma obra desde donde Ordiales había sido arrojado al vacío. Tras mucha investigación, tanto por parte del detective como por parte del teniente Gallardo, consiguen dar con el asesino. Se trataba de Muriel, un socio de la empresa, que no soportó que Ordiales, "el hombre perfecto", no quisiera prestarle la cantidad de tres mil euros que él había desperdiciado en máquinas tragaperras y, lleno de ira, lo arrojó por la terraza.

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